Baño de Reina

 

EL USO DE LA LECHe COMO INGREDIENTE REGRESA AL TOCADOR EN SUTILES FÓRMULAS

Foto: Irving Penn

Foto: Irving Penn

Leche de burra, de cabra o de camella... Las versiones sobre la procedencia de la leche utilizada por la reina egipcia Cleopatra en sus baños son muchas, pero lo importante no es el animal de donde la obtenía sino sus beneficios. Tal vez para Cleopatra la elección no era fácil y, hoy en día las opciones crecen interminablemente. Leche de almendra, de soya, de arroz, de vaca, entera, semi o descremada; ir al supermercado para elegir la adecuada se ha convertido en un verdadero viaje. Sin duda, la leche es un alimento muy completo, por algo es lo primero que toman todos los mamíferos y permite que se desarrollen extraordinariamente en poco tiempo (un bebé dobla su peso en seis meses alimentándose sólo de este delicioso lácteo). Aunque hoy día existe una gran discusión en el aspecto nutricional, en la cosmética las investigaciones indican que el ácido láctico y la proteína del suero de la leche tiene grandes beneficios para la piel y el cabello, por lo que Cleopatra no estaba tan equivocada. La leche contiene proteínas, aminoácidos, vitaminas, minerales y calcio. Entre sus beneficios destacan los de los ácidos lácticos, que a través de su fermentación permiten hacer una exfoliación natural o peeling eliminado la células muertas, y con ello, toxinas, manchas e irregularidades. Estos alfahidroxiácidos o AHA natural (muy comunes en el yogurt), además de hacer una ligera abrasión, también tienen un alto poder hidratante y tonificante (dan firmeza a la piel).

Qué extraordinaria sabiduría la de la reina de Egipto, quizás su usuaria más conocida... pero no la única. Existen registros en las obras del médico Galeno (Grecia 130 d.C.) de que Popea, emperatriz de Roma y esposa de Nerón, popularizó los baños de leche entre la alta aristocracia y que tenía un rebaño de quinientas burras (número necesario para obtener la cantidad de leche fresca). Los textos hablan de que viajaban con ella para asegurarse de poder seguir tomando sus baños fuera de la capital imperial. Popea cuidaba tanto su piel que salía con una máscara a la calle para que no la tocaran los rayos del sol y utilizaba la leche para preparar su propia cosmética: mascarillas nutritivas con miel y hierbas, al igual que cremas reafirmantes. Ambas muy efectivas gracias al poder de dos activos: la caseína y la proteína del suero (whey).Este último ha llamado la atención de grandes laboratorios como Estée Lauder, que al estudiar sus propiedades y beneficios descubrieron que es rica en aminoácidos ideales para reconstruir la piel y estimular la producción de colágeno, por lo que la incorporaron en productos como Perfectionist (CP+R), de Estée Lauder; y Even Better Eyes Dark Circle Corrector, de Clinique, entre otros. Una de las propiedades más famosas de la leche, especialmente la de burra, son sus grandes concentraciones de vitamina A o retinol, cuyos beneficios antienvejecimiento Están comprobados. Existen marcas de distintas nacionalidades como la francesa Asinus, la española Ruc & Company y la mexicana y de origen yucateco Sak P’O (aunque esta última utiliza la leche de cabra), que recurren a este ingrediente. La leche de origen vegetal también es un muy utilizada por la cosmética, ya que al igual que la de origen animal, aporta grandes beneficios para la piel. La encontramos en la leche de castaña, de Nature; de arroz o algodón, en Yves Rocher; o de durazno, utilizada en productos Clarins.

En cuanto a la leche como alimento, esta es otra historia. Si consideramos que los seres humanos son la única especie que toma leche materna de otra especie, que la sigue ingiriendo después de la infancia y que está preparada para alimentar animales que llegan a pesar 363 kilos en un año y que además tienen cuatro estómagos para digerirla, estamos hablando de un alimento que se piensa podría ser hasta dañino para la salud en la edad adulta.

 
gina gongora